La vida de los otros

Europa del este genera personas con una mirada diferente. Sus vidas yacen en una línea imperturbable sin tantos altibajos como en otras partes del mundo. Sus miradas son firmes y su estoicismo hace pensar que el paso del tiempo no los asusta. El tiempo es una modificación en el estado de las cosas, pero no en su esencia. Aquí la esperanza es lo primero que se pierde, eso que está debajo de la piel no cambia ni puede llegar a cambiar, jamás.

La vida de los otros nos presenta una pequeña historia situada en la República Democrática Alemana antes de la caída del muro de Berlín en 1989. Hauptmann Gerd Wiesler es un capitán de investigaciones del East German Ministerium für Staatsicherheit, más conocido como STASI, la policía secreta de Alemania del Este. La vida de Weisler transcurre entre interrogar, con métodos cuidadosamente estudiados, hasta el hartazgo a sospechosos de haber colaborado con enemigos del, o realizado actividades en contra del Partido, a formar nuevos investigadores, transmitiéndoles sus conocimientos y su experiencia en clases teórico-prácticas.

La esencia de los interrogatorios de Wiesler se basa en descubrir al actor, reconocer su patrón, su número en la lista y para ello sigue reglas muy rígidas en cuanto a las características de los interrogados y los lleva a un estado en donde logra quebrarlos. Es así que le es encomendada la operación LAZLO, que consiste en investigar al dramaturgo Georg Dreyman, aparente autor respetuoso del partido y colaborador.

El capitán es un experto y nada escapa a su mirada o a su oído. Pero como las acciones de una vida vulgar y banal quedan encerradas en su retina, también lo hace la belleza del arte, la pasión y una forma de amor ajena a su sentir y que ve reflejada en la vida de Christa-Maria Sieland y Georg Dreyman, presos ambos de una conspiración ridícula por parte de un funcionario del estado.

La vida de los otros desnuda como ninguna otra película de su género la estupidez y la torpeza orquestada de los gobiernos totalitarios, que actúan corporativa y selectivamente muchas veces con menos eficacia que un hacker que se dedica a hackear cuentas Hotmail. Desnuda también la necesidad de las personas de dejar una huella, aunque no sea del todo notoria para la sociedad, pero una huella que deje ver su mano en la historia de alguien más. Cuando el entendimiento llama al cerebro por medio del corazón y los sentimientos hierven la sangre y la mirada se turba para dejar brotar las lágrimas.

Con momentos que dejan boquiabiertos al espectador y situaciones resueltas con delicadeza, sin enlistarse en los lugares comunes de ese subgénero: “padecimiento de pueblos a gobiernos totalitarios” Das leben der anderen nos enfrenta casi sin tamiz al espectáculo de la vida y de la muerte, a la búsqueda del amor y del sentido de la vida, pero por sobre todas las cosas a la necesidad de una redención luego de dar una vuelta de timón en nuestras vidas cegados por el placer único que generan el amor y el arte en su estado más puro y salvaje.